Las energías renovables están cada vez más en auge, debido a sus innumerables ventajas con respecto a los combustibles fósiles. Así, tanto pequeñas, como medianas y grandes empresas, se están sumando a la energía solar, teniendo su propia instalación de autoconsumo energético.
A través de la instalación de placas fotovoltaicas, las compañías pueden obtener numerosos beneficios medioambientales, además de generar ahorros significativos en sus costes operativos a largo plazo.
Por ello, la inversión en una instalación de autoconsumo es rentable y efectiva para las empresas que buscan optimizar sus operaciones y reducir su impacto ambiental.
Autoconsumo fotovoltaico para empresas, la clave de un consumo eficiente
El autoconsumo solar para empresas, también conocido como autoconsumo industrial, está orientado a cubrir las necesidades energéticas de la compañía.
Este tipo de sistemas se instalan, normalmente, en las cubiertas de la nave industrial o en el exterior, a modo de huerto solar. En este caso, su extensión suele ser mucho mayor, para poder cubrir el consumo necesario de la planta.
Contando con un diseño adecuado de la instalación fotovoltaica, se puede llegar a cubrir hasta el 40% del consumo eléctrico con energía solar, alcanzando un estado de eficiencia energética y reduciendo la huella de carbono.
Además, se puede llegar a ahorrar hasta un 60% en la factura eléctrica, siempre dependiendo del tamaño de la instalación y de la energía que esta genere.
¿Cuál es la efectividad y rentabilidad de una instalación de autoconsumo?
Al tratarse de un proyecto de grandes dimensiones, el gasto económico asciende, pero el plazo de amortización es relativamente bajo: una instalación de autoconsumo fotovoltaico se liquida en unos 4 o 6 años, y depende de varios factores:
- La potencia de la instalación. Cuanta mayor potencia tenga la instalación fotovoltaica, mayor será el ahorro en la factura de la luz y más corto será el plazo de amortización.
- El consumo energético. Si el consumo energético es alto, el plazo de amortización también lo será.
- La tarifa eléctrica. Las tarifas eléctricas con discriminación horaria – aquellas en las que el precio de la electricidad varía dependiendo del tramo horario – pueden ayudar a reducir el consumo energético y acortar el plazo de amortización.
- Los incentivos fiscales. El IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) o el IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles) pueden reducir la inversión inicial y acortar el plazo de amortización.
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