Diferencias entre energía solar térmica y fotovoltaica, ¿cuál es la mejor para mi empresa?

Paneles fotovoltaicos para la captación de energía solar

En el sector de la energía solar destacan dos tipos de tecnologías: la solar térmica y la solar fotovoltaica. Ambas dependen del sol, pero su funcionamiento es bastante diferente.

Aunque presentan puntos en común, ya que se nutren de la energía solar para aportar confort en las instalaciones y son una fuente de energía no contaminante, la principal diferencia que presentan es que la energía solar térmica aprovecha el calor del sol para hacer su función y la fotovoltaica la convierte para crear electricidad.

Te explicamos más sobre las diferencias entre estas dos energías. ¡Sigue leyendo!

Energía solar térmica: el poder del calor del sol

Este tipo de energía se utiliza, principalmente, para calentar un fluido. Este proceso sirve para la producción de agua caliente sanitaria, tanto para la climatización de edificios como para viviendas o naves industriales.

También tiene diferentes aplicaciones en la industria, como el calentamiento de agua para alimentación, suministro para calderas de vapor o producción de electricidad a través de turbinas, entre otras.

La energía solar térmica se almacena en colectores térmicos, que siguen la trayectoria del sol para captar su calor.

Energía fotovoltaica: la alternativa perfecta para empresas

Cuando hablamos de autoconsumo, principalmente para el sector industrial, la tendencia es relacionarlo con sistemas fotovoltaicos que abastezcan parte del consumo eléctrico de los procesos de fabricación industriales.

La energía fotovoltaica sirve para la alimentación de motores y aparatos eléctricos, ya que transforma la la luz del sol en electricidad.

Su captación se lleva a cabo a través de paneles fotovoltaicos, y, para almacenarla, se utilizan baterías solares, que guardarán la energía durante el día para utilizarla cuando se necesite.

Alguna de sus ventajas son:

  • Reducción de costes. Al no depender de la red eléctrica, el ahorro en la factura de la luz aumenta notablemente.
  • Sostenibilidad. Invertir en energía solar es un paso hacia la sostenibilidad y responsabilidad medioambiental. Este es un aspecto positivo para la empresa, ya que los clientes valoran y destacan la responsabilidad corporativa de las compañías que la implementan. Además, estas empresas cuentan con el apoyo y ayudas de la Unión Europea mediante subvenciones para su instalación.
  • Retorno de la inversión. Aunque la instalación de paneles solares supone un desembolso económico para las empresas, este gasto se recupera en un plazo máximo de 10 años, siendo la vida útil de los paneles de hasta 30 años, por lo que la amortización es completa.

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